Este viernes arranca en Manila un acontecimiento histórico para el deporte femenino: la celebración del primer Mundial Femenino de Futsal de la FIFA, que se disputará en Filipinas del 21 de noviembre al 7 de diciembre de 2025. Será la primera edición de un torneo largamente esperado y, además, la primera vez que la FIFA organiza un evento oficial en el país asiático, convirtiéndose en un punto de inflexión para la visibilidad del futsal femenino a nivel global.
El campeonato reunirá a 16 selecciones de las seis confederaciones: Filipinas como anfitriona; Irán, Japón y Tailandia (AFC); Marruecos y Tanzania (CAF); Canadá y Panamá (Concacaf); Argentina, Brasil y Colombia (CONMEBOL); Nueva Zelanda (OFC); e Italia, Polonia, Portugal y España (UEFA). Todas ellas competirán en una fase de grupos de cuatro equipos, de donde saldrán las ocho selecciones que disputarán las eliminatorias por el título. Un formato clásico de Mundial que sitúa al futsal femenino, por fin, en el escaparate que merecía.

La relevancia de esta primera edición va más allá de lo deportivo. Durante décadas, el futsal femenino ha carecido de un campeonato mundial, a diferencia del masculino, que se celebra desde 1989. Fueron las propias jugadoras quienes, organizadas y unidas, reclamaron este torneo mediante una carta dirigida a FIFA durante el Mundial masculino de Lituania, denunciando la brecha y la necesidad de igualdad competitiva. En 2022, la FIFA atendió finalmente esta demanda y anunció la creación del Mundial Femenino de Futsal, cuya primera edición es ahora una realidad.
El torneo también nos deja historias inspiradoras. Tanzania participa por primera vez en su historia en un evento FIFA absoluto, mientras que Irán debuta en un torneo femenino FIFA, dos hitos de enorme significado para sus programas deportivos. Además, la identidad visual del campeonato, con el lema “Master The Speed” y la mascota Diwa, fue diseñada para transmitir fortaleza, energía y para inspirar a niñas de todo el mundo que encuentran en el futsal una vía para crecer en el deporte.
Pero más allá de los resultados, este Mundial representa un paso decisivo para la consolidación del futsal femenino. Supone visibilidad, profesionalización y un impulso institucional que puede marcar la agenda de federaciones, clubes y organismos deportivos durante los próximos años. Philippines 2025 no solo inaugura un torneo: abre un camino que puede transformar el futuro competitivo y social de este deporte.



